viernes, 28 de septiembre de 2007

De mi reflejo, segunda parte

Esa noche Miguel me pidió que lo dejara dormir en mi cama. Pude sentir en él la necesidad de refugio, de protección. Yo, acepté, luego de llamarlo “el mas cagón” y contarle lo que aquellos me habían dicho para hacerlo sentir miserable. Reconoció haber sido un mamón y quiso excusarse igualmente con la golpiza que hubiese recibido si se quedaba.
_ a vos no te iban a pegar!_ me dijo el descarado.
_no solo violarme en un descampado!. Además no hacia falta correr, correr fue el mejor motivo que les diste para salir detrás tuyo.

Entrar a mi habitación fue la gloria, pude absorber de a poco la sensación de paz y alivio que emanaba Miguel y me fundí en ella.
Prendí una luz tenue me saque los zapatos y el me siguió sentándose a mi lado y mostrándose cómodo. De alguna manera el episodio vivido creó una especie de confianza entre los dos, nos sentíamos aliviados de estar a salvo y el clima que generó la situación fue en especial apacible.
Yo era la valiente, él, la miserable rata, y de alguna manera en ese momento sentí que conocía a Miguel de antes, que no era realmente un desconocido. Fumamos ese condenado porro y él saco de su mochila un estuche con discos, y luego hacer sonar a John Lennon, se acerco a mi y muy suave apretó sus finos labios contra los míos acolchonados. Nuestros cuerpos se reconocieron y esa noche Miguel prometió compensar con placer toda su cobardía.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Acido Caramelo

A ver como gimes gemela
Ya de esas tuve varias
varias almas gemelas
Medias naranjas
Ni para jugo mañanero
Medias rayadas
A esas las prefiero
Vos sos otra cosa
No me vengas con el cuento
Del principito azul
Que no soy princesa
Prefiero verte muerto
O verme dormida,
sin recibir tu beso
Te dejo ser sapo
y no te doy el mio
Mostrame antes que nada la hilacha
Que la hilacha no escracha
No me pidas dulce
Ácido si, caramelo
Que dulce ya fui
Y a vos te toca el duelo.

domingo, 16 de septiembre de 2007

De mi reflejo

El nunca se fijo en mi, en cambio lo que si le llamo la atención fue mi reflejo. Ese día llevaba dos trenzas cocidas, una la había hecho Xaviera, la mas apretada y la que mas dolor me había causado, la otra, mas suave, era creación de Mara. En fin, ambas se complementaban y me daban un look hiphopero que me sentaba bien, o al menos eso pensé ese 14 de febrero antes de salir de mi casa con las chicas rumbo al bar que habitualmente íbamos.
El salía del baño de hombres cuando la invitante puerta abierta del baño de “ellas” lo sedujo a espiarme. Vi su cara detrás mío en el espejo, estuvo un momento y se fue, de entrada me gusto. Al atravesar el pasillo del baño no me sorprendió encontrarlo esperándome. Me detuvo y lo mire fijo, le pregunte si lo conocía de algún lado, y el me respondió que si, que me había visto detrás del mostrador de una tienda de ropa para bebes, “gatea!”, cuando la dueña del lugar luego de haberlo levantado en la playa haciendo dedo se había estacionado allí para que el pudiera continuar su camino a casa a pie. Me reí y le dije que esa señora era mi madre y antes de que la situación se pusiera incomoda volví a la barra con mis amigas por una cerveza mas.
Miguel, así se llamaba. Después de eso nos hicimos miradas alevosas en el bar, yo mientras charlaba con las chicas y el, del otro lado de la barra hacia algo parecido con sus dos amigos, quienes jamás, para su desgracia, fueron considerados por Xaviera y Mara como posibles candidatos. Me levante y volví al baño para hacerme notar. Otra vez me acorralo a la salida pero ésta, mas impulsivo me dijo lo hermosa que era y me pidió que lo besara. Yo le propuse que nos marcháramos del bar y así lo hicimos, con la excusa de ir a fumar y caminar bajo ese cielo estrellado que proponía aquella noche romántica y veraniega. _Vos pica que tenes uñas, me dijo, mientras comenzábamos nuestra caminata por las solitarias y oscuras calles del Oeste.
Apenas comenzábamos a charlar y seducir que dimos con dos, guachines violentos de ésos del pueblo que les gusta meter miedo, llevar palos y chuchillos y ser heavys para imponer una especie de respeto, para marcar territorio digamos, de esos que le pegan a los turistas y les encanta romper de todo por la noche. Tendrían unos 17, 18 años, y levemente al pasar con Miguel, nos hicieron algún comentario que no escuche. No sentí miedo, pero lo mismo no le sucedió a Miguel quien salió disparado corriendo preso de un terrible pánico. Acto seguido uno de los guachos se quedo conmigo, y el otro, pelo un cuchillo y salió corriendo tras Miguel quien desapareció por la montaña en la que terminaba la calle por donde íbamos. Todavía no sentí miedo y lo miraba al chico que sostenía un palo y estaba tan desconcertado como yo. Le pregunte si era del pueblo y me dijo que si, _ah, yo también, y solo estaba intentando volver a mi casa, le dije. En esto cae el segundo, había perdido el rastro de Miguel y tampoco creo se esmero mucho en buscarlo por el bosque.
_mira al piso, me dijo éste, si miras al piso no te vamos a hacer nada.
Ahí mentiría si dijera que miedo no sentí y de inmediato deje de hacerme la viva y le hice caso.
_ A vos no te vamos a hacer nada porque sos hermosa, rrreina, pero fijate con quién andás, el pibe se va corriendo y te deja sola...reina, hermosa.
Sin decir mucho mas se alejaron. Que palabras tan certeras, y sin embargo a mi no se me ocurrió mejor idea que ir en busca de Miguel.
Grite su nombre una y otra vez y al cansarme de hacerlo me senté bajo el farol de la recepción de una hostería. A los pocos minutos sentí en mi cara la potente luz de una linterna policial. Alce la vista y pude ver que eran tres. Me dijeron que los vecinos habían informado sobre una pelea en la calle y mientras mi mano sudorosa apretaba el puñado de marihuana que nunca solté les explique lo que había pasado. Insistieron en que vaya a la comisaría a hacer una denuncia y mientras les explicaba que solo quería irme a dormir pude ver la lánguida silueta de Miguel descendiendo por la montaña.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Un angel Caido

El golpe fue brusco, de haber sido su contextura de carne y huesos se habrían hecho añicos sus rodillas y tobillos quedando en el mejor de los casos paralítica, pero como el cuerpo de Celestina era etéreo como el de todo ángel sus heridas fueron de menor grado.
Totalmente boliada por la caída logro ponerse en pie y tardo unos minutos en recobrar su memoria y lucidez. Se sacudió su rasgado vestidito celeste, se acomodo la aureola torcida y saco de su bolsillo un espejito que por ser tan coqueta siempre llevaba con ella. _uh! Que mal estoy, pensó. Su cara estaba pálida y sus ojeras profundas y violetas, sus rizos dorados enmarañados y secos como una escoba, su ala izquierda casi pelada como una gallina desplumada para un puchero.
_uuuufff esto de ser un ángel caído es lo peor que puede pasarle a alguien, pensó.
_me cago en mi puta misión en la tierra! ¿Como mierda voy a reconocer yo cuando dos personas son almas gemelas? ¿que cupido no podía solito?, siempre haciéndose el canchero y alardiando de lo bueno que es con el arco y la flecha. ¿porqué los seres humanos tienen que ser tan dependientes? ¿puede ser que no sepan solitos ni seducir ni confiar en que no existe confusión en el verdadero amor?
En ese instante una paloma celeste y mensajera sobrevoló su cabeza y luego de cagarle la frente por haber maldecido le deposito un sobre también celeste que contenía un mensaje del arquitecto Divino. Este decía así:

Querida Celestina:

Estoy harto de escuchar de usted no mas que quejas y quejas. Debe agradecer que la envié de misionera a la tierra y no directo al infierno por sus pecados cometidos. Lo hubiera pensado dos veces antes de encamarse con el arcángel Rafael y ahora déjese de paviar y pónganse en campaña que la humanidad no deja de reclamar amor.
Suerte y que le sea leve
El TodoPoderoso


-jjjjj, puede ser esto posible??!!!!, pensó Celestina, _ estoy segura, esta resentido porque nunca le di bola, y pueden ser en el cielo tan jodidamente machistas!!?? Al bocón de Rafael le festejan la virilidad mientras que a mi me tratan de puta y me expulsan así como así del paraíso celestial, aaghhh!
Así, Cabizbaja y mordiéndose los labios para no llorar de impotencia es que La Celestina comenzó su misión en la tierra. Si algunos la esperan impacientes, sepan comprender que todavía esta tratando de lidiar con la histeria de los códigos terrenales y de ella misma creer en el verdadero amor.

domingo, 9 de septiembre de 2007

De ultima en la Cena: el final

Al mismo tiempo que Marcos es perturbado por sus fantasías, Paula se dirige a la cocina en plan de comenzar a preparar la salsa que acompañará los ravioles que guarda en el freezer. Agarra una cebolla, un plato de madera y un cuchillo. Pela la cebolla, la apoya sobre el plato y comienza a cortarla. Su cara esta seria, inexpresiva. El jugo que expulsa la cebolla al ser atravesada por el cuchillo irrita sus ojos y un puñado de lagrimas se deslizan por sus mejillas. A partir de esto el estado emocional de Paula se quiebra y sus inofensivas lagrimas se convierten en un triste y desesperado llanto. No solo llora sino que se sacude, se desliza por la cocina como poseída por su propio cuerpo, por un inexplicable dolor. Agarra los objetos que encuentra a su paso y los integra a sus desquiciados movimientos. En un acto casi violento se choca contra una de las esquinas de la cocina y lentamente se desliza hacia abajo y acaba media acostada en el piso con las rodillas flexionadas, despeinada y con la mirada perdida. Allí en el piso es presa de un cambio anímico descontrolado que termina en un ataque de risa.
Suena el timbre. De un sobresalto Paula se levanta, se seca las lagrimas, se arregla el vestido como si nada hubiese pasado y se dirige hacia la puerta.
Marcos y Paula se sientan a la mesa. Ella le comenta que faltan unos minutos para que estén los ravioles y con los platos vacíos el silencio y la espera se empiezan a notar, provocando un clima incomodo, insostenible. Esta incomodidad es la que lleva a Marcos a marcar un ritmo con su tenedor. Paula lo mira y presa del mismo sentimiento lo acompaña marcando otro complementario, lo que termina en un caos de movimiento de cubiertos, vasos, sal y servilletas.
Mientras mastican los ravioles de pollo y verdura no dicen mucho y si emiten palabra es para comentar alguna trivialidad que nada tiene que ver con lo que los une en esa mesa, esa noche. En un descuido se cruzan sus miradas y ya no pueden separarlas. Esto pone incomoda a Paula quien se levanta y delicadamente incrusta un raviol en cada ojo de Marcos. Marcos belicoso agarra con fuerza el tenedor y se lo tira directo a la cara. Vuelven a mirarse por un segundo y continúan comiendo.
Paula todavía no encuentra el momento indicado para hablar. Y Marcos que ya no resiste la incertidumbre, en un acto impulsivo, tira el mantel con todo lo que lleva encima al piso y se trepa a la mesa. Ella una vez mas entra en su juego y una especie de danza llena de besos y rasguños, de caricias y tirones de pelo los posee. Todo parece ser parte de una gran coreografía, las sillas, los restos de ravioles y los sentimientos encontrados de esta pareja vulnerable y quebradiza.
Cuando por fin Paula se decide a hablar es Marcos quien le pone fin a esta situación desquiciada. La mira fijo y antes de que pueda pronunciar palabra apoya su dedo indice en los labios de ella y emite un fuerte SSSSSShhhhh!!!!!!! Este acto la congela, e inmóvil ya no es capaz de emitir ningún movimiento o sonido. Marcos anonadado y preso del pánico sin dejar de mirarla retrocede hasta la puerta y huye corriendo lejos de allí.

jueves, 6 de septiembre de 2007

De ultima en la Cena: primera parte

Paula y Marcos son pareja hace cuatro años. Su relación es sana, divertida y tranquila. Conocen el amor reciproco e incondicional.
Marcos camina por alguna calle de Buenos Aires cuando siente vibrar su celular en el bolsillo izquierdo de su pantalón de corderoy marrón. Atiende, es ella, su voz se oye quebradiza y tajante. En esta conversación telefónica Paula invita a Marcos esa noche a cenar a su casa con el fin de decirle algo importante. Cortan los teléfonos y a raíz de esta imprevisible charla es que Marcos cae en un ataque de pánico conducido por la incertidumbre y el desamparo.
A partir de este momento los pensamientos de Marcos remontan vuelo y se interroga que será lo que Paula tiene para decirle. Tres posibles opciones llegan a ser visualizadas en su mente:
1) Paula esta embarazada. Puede verla acostada en un sillón, leyendo un libro, con una taza de te en la mesita de al lado. Agarra su te, toma un trago y con la otra mano se acaricia su redonda y ochomesina barriga. Se la ve hermosa, vestida de blanco casi parece un ángel, sonríe y comienza lentamente a menearse hacia los costados. Este sutil meneo poco a poco se despliega en una cautivadora danza. Sus movimientos son frágiles, de cristal, parecidos al de una bailarina clásica. A pesar de tener una significativa panza parece estar casi volando, baila sin ningún esfuerzo, libre y despreocupada.
2) A Paula le gustan las chicas. Ahí esta ella en el pasto de una plaza recostada en una manta con su inseparable amiga Romina. Ellas juguetean, se ríen y se acarician el pelo. Romina se para y acto seguido lo hace también Paula quien se le cuelga cual Koala. A partir de ese momento sus cuerpos no detienen el movimiento. Casi sin perder el contacto visual como presas de un hechizo bailan juntas encontrando nuevas formas en donde sus cuerpos se complementan igual que dos piezas de un rompecabezas.
3) Paula tiene un amante. Lleva una vida paralela con otro hombre. Los fines de semana en vez de hacer una suplencia en un negocio de ropa en plaza Serrano como pensaba Marcos, Paula y David, su buen mozo amante, bailan tango en las coloridas calles del barrio de la Boca. La satisfacción que les produce esta danza no es difícil de registrar, como tampoco lo es la pasión con que la llevan a cabo. A sus pies se puede ver un sombrero con varias monedas y un par de billetes que Paula y David utilizan para pagar un hotel alojamiento al finalizar el show.

lunes, 3 de septiembre de 2007

un Dragón:

SUTILEZA

un Dragon se esboza en los bordes de tu conciencia con ojos y alas y pequeños soplidos de humo. Si puedes entrecerrar los ojos, ¿que eres capaz de percibir?