domingo, 16 de septiembre de 2007

De mi reflejo

El nunca se fijo en mi, en cambio lo que si le llamo la atención fue mi reflejo. Ese día llevaba dos trenzas cocidas, una la había hecho Xaviera, la mas apretada y la que mas dolor me había causado, la otra, mas suave, era creación de Mara. En fin, ambas se complementaban y me daban un look hiphopero que me sentaba bien, o al menos eso pensé ese 14 de febrero antes de salir de mi casa con las chicas rumbo al bar que habitualmente íbamos.
El salía del baño de hombres cuando la invitante puerta abierta del baño de “ellas” lo sedujo a espiarme. Vi su cara detrás mío en el espejo, estuvo un momento y se fue, de entrada me gusto. Al atravesar el pasillo del baño no me sorprendió encontrarlo esperándome. Me detuvo y lo mire fijo, le pregunte si lo conocía de algún lado, y el me respondió que si, que me había visto detrás del mostrador de una tienda de ropa para bebes, “gatea!”, cuando la dueña del lugar luego de haberlo levantado en la playa haciendo dedo se había estacionado allí para que el pudiera continuar su camino a casa a pie. Me reí y le dije que esa señora era mi madre y antes de que la situación se pusiera incomoda volví a la barra con mis amigas por una cerveza mas.
Miguel, así se llamaba. Después de eso nos hicimos miradas alevosas en el bar, yo mientras charlaba con las chicas y el, del otro lado de la barra hacia algo parecido con sus dos amigos, quienes jamás, para su desgracia, fueron considerados por Xaviera y Mara como posibles candidatos. Me levante y volví al baño para hacerme notar. Otra vez me acorralo a la salida pero ésta, mas impulsivo me dijo lo hermosa que era y me pidió que lo besara. Yo le propuse que nos marcháramos del bar y así lo hicimos, con la excusa de ir a fumar y caminar bajo ese cielo estrellado que proponía aquella noche romántica y veraniega. _Vos pica que tenes uñas, me dijo, mientras comenzábamos nuestra caminata por las solitarias y oscuras calles del Oeste.
Apenas comenzábamos a charlar y seducir que dimos con dos, guachines violentos de ésos del pueblo que les gusta meter miedo, llevar palos y chuchillos y ser heavys para imponer una especie de respeto, para marcar territorio digamos, de esos que le pegan a los turistas y les encanta romper de todo por la noche. Tendrían unos 17, 18 años, y levemente al pasar con Miguel, nos hicieron algún comentario que no escuche. No sentí miedo, pero lo mismo no le sucedió a Miguel quien salió disparado corriendo preso de un terrible pánico. Acto seguido uno de los guachos se quedo conmigo, y el otro, pelo un cuchillo y salió corriendo tras Miguel quien desapareció por la montaña en la que terminaba la calle por donde íbamos. Todavía no sentí miedo y lo miraba al chico que sostenía un palo y estaba tan desconcertado como yo. Le pregunte si era del pueblo y me dijo que si, _ah, yo también, y solo estaba intentando volver a mi casa, le dije. En esto cae el segundo, había perdido el rastro de Miguel y tampoco creo se esmero mucho en buscarlo por el bosque.
_mira al piso, me dijo éste, si miras al piso no te vamos a hacer nada.
Ahí mentiría si dijera que miedo no sentí y de inmediato deje de hacerme la viva y le hice caso.
_ A vos no te vamos a hacer nada porque sos hermosa, rrreina, pero fijate con quién andás, el pibe se va corriendo y te deja sola...reina, hermosa.
Sin decir mucho mas se alejaron. Que palabras tan certeras, y sin embargo a mi no se me ocurrió mejor idea que ir en busca de Miguel.
Grite su nombre una y otra vez y al cansarme de hacerlo me senté bajo el farol de la recepción de una hostería. A los pocos minutos sentí en mi cara la potente luz de una linterna policial. Alce la vista y pude ver que eran tres. Me dijeron que los vecinos habían informado sobre una pelea en la calle y mientras mi mano sudorosa apretaba el puñado de marihuana que nunca solté les explique lo que había pasado. Insistieron en que vaya a la comisaría a hacer una denuncia y mientras les explicaba que solo quería irme a dormir pude ver la lánguida silueta de Miguel descendiendo por la montaña.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cobarde

Unknown dijo...

a la hoguera a ese hippie mortadela.

Anónimo dijo...

soy tu fan, dame mas

La Celestina dijo...

Hada: soooo coward.
Sandro: mortadela y pulgoso, bien lo descifraste tu.